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Alimentos cancerígenos que debes eliminar de tu dieta

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Mezcla de comida: donas, papas fritas, hamburguesas

Tiempo de lectura: 8 minutos

La alimentación incide directamente en nuestra salud, por esa razón debemos conocer las propiedades de los diferentes alimentos que consumimos. Actualmente se conocen algunos denominados como alimentos cancerígenos que aceleran la aparición del cáncer o aumentan las probabilidades de sufrirlo.

Muchos de ellos están totalmente integrados en nuestra dieta, e incluso, se consideran básicos e imprescindibles. 

Estos alimentos aumentan las probabilidades de padecer cáncer


Reducir estos alimentos de nuestra dieta y sustituirlos es unos de los pasos simples para ayudar a prevenir el cáncer, ya que  se disminuyen las probabilidades de sufrir algunos tipos asociados a su consumo, como puede ser el cáncer de colon, de próstata o de páncreas. , ya que  se disminuyen las probabilidades de sufrir algunos tipos asociados a su consumo, como puede ser el cáncer de colon, de próstata o de páncreas. 


Los principales alimentos potencialmente cancerígenos son:

Carnes rojas

Carnes rojas crudas en la mesa


La OMS hace años advirtió sobre el consumo excesivo de carnes rojas, las cuales además de acrecentar las probabilidades de sufrir cáncer, están relacionadas con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas, la diabetes y los accidentes cerebrovasculares. Incluso pueden reducir los años de vida.

Las carnes rojas que más se consumen en el mundo son: cerdo, ternera, toro, cordero, cabra, pato y ganso.


Al igual que el resto de alimentos potencialmente cancerígenos, el consumo de carnes rojas de forma esporádica no se relaciona con una mayor probabilidad de sufrir la enfermedad, pero sí el hecho de que formen parte de nuestra dieta cotidiana.

Procesados y ultraprocesados

La carne roja puede ser además carne procesada, como las salchichas de cerdo, las hamburguesas de ternera o el fiambre. 


Todos los alimentos procesados, sean o no carnes rojas, son potencialmente cancerígenos y su consumo excesivo está íntimamente relacionado con otros problemas de salud: obesidad, enfermedades coronarias, trastornos metabólicos, etcétera.


Reducir o eliminar por completo los alimentos procesados de la mesa ayudan a cuidar de la salud y a mejorar la calidad de vida.


Actualmente hay múltiples alimentos procesados, pero no todos ellos son perjudiciales en la misma medida. Por ejemplo, el pan de molde de harina blanca y el pan de molde integral son ambos alimentos procesados, pero el segundo es más saludable. No es necesario eliminar todos los alimentos procesados de la dieta, bastará con reducir su consumo y sustituirlos por otros más saludables.


Por otro lado, existen los alimentos ultraprocesados que son más negativos y que conviene evitar por completo.


Un alimento procesado es todo aquel que no se encuentra de la misma forma en la que se encuentra en la naturaleza, pues ha sufrido un cambio, no obstante puede tener algunos ingredientes naturales. 


En cambio, un alimento ultraprocesado es una preparación industrial comestible que se elabora con las sustancias de algunos alimentos. Es decir, no contiene ningún alimento completo ni fresco, sino que solo se emplean algunas sustancias de cada uno de ellos. También pueden contener alimentos que han sido adulterados, esto es, que ya no son naturales.


En general, los ultraprocesados contienen harinas refinadas, aditivos, sal y algunos aceites refinados.

Fritos

Canasta con pollo frito

Los fritos ofrecen un gran aporte de grasas por ello no es conveniente introducirlos de forma habitual en nuestra dieta. Con el paso de los años pueden producir sobrepeso y problemas coronarios.


Además, los fritos están relacionados con la incidencia de cáncer de hígado y de colon, entre otros. Uno de los motivos es que, exponer a los alimentos a altas temperaturas produce una sustancia cancerígena llamada acrilamida.


Los fritos se pueden sustituir por alimentos al vapor y a la plancha, e incluso, estos mismos fritos se pueden cocinar en el horno donde la utilización de aceite es menor y pasan a ser algo más saludables.


Alcohol


El alcohol está relacionado con ciertos tipos de cáncer, por ello conviene consumirlo de forma excepcional. 


El motivo es que el etanol y el acetaldehído dañan el ADN de nuestras células saludables.


La primera es una sustancia presente en el alcohol y la segunda es una que produce nuestro cuerpo cuando entra en contacto con este. Asimismo, el alcohol en grandes cantidades puede producir un exceso de estrógenos relacionados con el cáncer de mama, de ovarios y de útero. 


El alcohol también empeora el sistema inmune y dificulta la absorción de algunas vitaminas encargadas de luchar contra el cáncer como la vitamina A, C, D y E.


Aditivos: colorantes, potenciadores del sabor…


Todos ellos son sustancias que se añaden a los alimentos que pueden resultar muy perjudiciales a pesar de que producen beneficios para su consumo, como el aumento del tiempo de conservación o mejoras en el sabor. 


Para evitarlos es importante leer las etiquetas de todos los envases. 


Todos los aditivos consumidos de forma regular son potencialmente peligrosos y aumentan el riesgo de cáncer. Estos son los más comunes:

 

  • E-249, nitrito potásico y E-250, nitrato sódico.
  • E-230 bifenilo, E-231 ortofenilfenol y E.232 ortofenilfenato sódico.
  • E-239 hexametilentetramina,
  • E-284, ácido bárico y tetratonato sódico


Algunos se encuentran en quesos, en cítricos y en carnes para conservarlos mejor. Se puede contrarrestar sus efectos con una dieta elevada en vitaminas. 


Azúcares refinados


Los azúcares refinados son una amenaza para el organismo, así lo ha explicado la OMS en varias ocasiones. El azúcar refinado es común en casi todos los procesados y ultraprocesados. 


Su consecuencia más directa es que genera estrés al páncreas porque estimula la producción de insulina. Al hacerlo crea adicción a este mismo azúcar refinado y desorienta al organismo. Es decir, altera el funcionamiento de nuestro cuerpo y crea adicción.


Además, los azúcares refinados carecen de propiedades nutricionales por lo que carecen de beneficios para nuestra salud.


Su consumo se relaciona con la diabetes, la depresión, las enfermedades cardiacas y el cáncer. 


Los azúcares refinados aumentan las probabilidades de aparición de cáncer y también alimentan a las células cancerígenas una vez han aparecido. 


Alimentos ahumados y carbonizados

Plato con pan tostado
 

Recientes investigaciones han demostrado un vínculo estrecho entre los alimentos ahumados, así como, los conservados en salazón con el cáncer. También los alimentos carbonizados como una tostada del desayuno algo quemada, carne de la barbacoa muy hecha o pizza con los bordes quemados tienen relación con las probabilidades de sufrir cáncer.


El motivo es el mismo que el de los fritos. La acrilamida es una sustancia química que se forma en los alimentos cuando se cocinan a altas temperaturas, ya sea mediante cocción, vapor, aceite…Cuanto más quemado está el alimento, más acrilamida tiene y por tanto, más probabilidades de producir cáncer.


Consumir estos alimentos potencialmente cancerígenos de forma excepcional no aumenta el riesgo de cáncer. Estos alimentos solo elevarán las probabilidades de la enfermedad o acelerarán su crecimiento si forman parte de nuestra dieta cotidiana.

Pon fin a estos hábitos alimenticios

Reducir determinados alimentos de la dieta bajará las probabilidades de sufrir cáncer. Pero tan importante como cuidar los alimentos, es cuidar los hábitos alimenticios.


Algunos hábitos son cotidianos pero nos perjudican notablemente. Estos son:

 

  • Sal: La mayoría de los alimentos que existen en el mercado ya tienen sal. La sal en nuestro organismo se puede transformar en nitrosamina, una sustancia potencialmente cancerígena, por ello, es muy conveniente evitar la sal en la comida. Además, está relacionada con la hipertensión y la retención de líquidos. 
  • Calentar comida en plástico: en la oficina es bastante común calentar la comida en el microondas dentro de envases de plástico. Esta rutina aumenta el riesgo de cáncer por el ftalato, un producto químico que tienen los envases “flexibles” y que aumenta conforme se calienta.
  • Comida rápida: la comida rápida es procesada o ultraprocesada en su mayoría. Por ello conviene sustituirla por alimentos naturales.
  • Cocinar la comida: freír, cocer, hervir… Todos los procesos que se hacen en los alimentos antes de ingerirlos aumentan la potencialidad de producir cáncer. Por eso resulta conveniente aumentar la ingesta de alimentos crudos en sopas, ensaladas, postres…

En síntesis, hay que reducir los alimentos fritos, asados, cocidos o de microondas y sustituirlos por alimentos crudos con propiedades saludables. 

Conclusión

Para reducir el riesgo de sufrir cáncer hay que cuidar la alimentación. Lo más conveniente es eliminar de la dieta los alimentos procesados, ultraprocesados y con azúcares refinados, porque son potencialmente alimentos cancerígenos. Asimismo, determinados alimentos deberían reducirse al mínimo, como la carne roja y en la medida de lo posible no deben sobre cocinarse los alimentos.