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A quién olvidan primero los enfermos de Alzheimer y cómo afecta a sus seres queridos

Pacientes con Alzheimer en un centro de cuidado

Tiempo de lectura: 7 minutos

En el Alzheimer, la pérdida de memoria suele comenzar por los recuerdos recientes y la información recién adquirida, mientras que los recuerdos antiguos y las habilidades ya consolidadas suelen conservarse por más tiempo. La memoria autobiográfica y la memoria semántica, que abarcan experiencias personales y conocimientos generales, suelen deteriorarse en etapas más avanzadas de la enfermedad.

En este artículo comentamos cuáles son los primeros síntomas de olvido en la enfermedad de Alzheimer, las estrategias que pueden implementar los cuidadores y familiares para mantener la conexión con quienes padecen de esta enfermedad, y las investigaciones que se han realizado sobre el tema. 

Los primeros síntomas de olvido en la enfermedad de Alzheimer

Los síntomas de la enfermedad de Alzheimer varían según la etapa en la que se encuentre cada persona, y los problemas de memoria son más graves a medida que esta condición neurodegenerativa avanza.

Alzheimer’s Association habla sobre los primeros síntomas del Alzheimer, y resalta que en las etapas iniciales las personas mantienen su independencia y pueden llevar a cabo todas sus actividades cotidianas sin ningún problema. Sin embargo, se empiezan a manifestar algunos lapsus o problemas de memoria, dentro de los que se destacan:

  • Dificultad para recordar palabras o nombres específicos.
  • Dificultad para recordar el nombre de personas que se han conocido de forma reciente.
  • Dificultad para retener la información, incluso cuando se trata de algo que se acaba de leer.
  • Perder o extraviar objetos y tener dificultades para recordar dónde y cuándo se vieron por última vez.

Debido a que se trata de síntomas leves, la mayoría de las veces se pueden pasar por alto y no se asocian a la enfermedad de Alzheimer.

En esta etapa temprana, los familiares o amigos cercanos suelen ser quienes notan con mayor claridad los cambios en la memoria o la capacidad cognitiva de la persona, ya que ella misma tiende a restarle importancia a los lapsos de olvido. Es frecuente que estas señales se atribuyan al envejecimiento natural, lo que retrasa la consulta médica y la posibilidad de un diagnóstico temprano.

Además de los olvidos, también pueden aparecer dificultades para organizar la información o planificar pequeñas tareas cotidianas, como recordar una cita médica, pagar una factura a tiempo o seguir instrucciones que antes resultaban sencillas. Estos pequeños fallos en la memoria de trabajo son un indicio de que el cerebro comienza a tener dificultades en procesos que antes se realizaban de manera automática.

Recibir un diagnóstico temprano es sumamente importante, sobre todo porque con el tratamiento adecuado se puede ralentizar el avance de la enfermedad. Para complementar la lectura, recomendamos leer nuestro artículo sobre cómo detectar el Alzheimer

Nieta acompaña a su abuela con Alzheimer

Impacto emocional del olvido en los cuidadores y familiares

La persona que padece Alzheimer es el principal afectado por la enfermedad, pero no es el único. Las familias también se ven afectadas por lo que le sucede a su ser querido, y deben soportar una carga financiera y emocional que muchas veces resulta pesada.

Alzheimer’s Impact Movement lo explica, y resalta que más de la mitad de las personas que dedican su tiempo a cuidar una persona con Alzheimer reportan tener niveles muy altos de estrés emocional, y que más de un tercio dice padecer estrés físico.

En muchos casos, los cuidadores y familiares dejan de lado sus propias necesidades por satisfacer las de la persona a la que cuidan. Incluso descuidan su salud, dejan de asistir a sus citas médicas y no compran los medicamentos que necesitan.

Este desgaste emocional también se refleja en sentimientos de frustración, tristeza y, en ocasiones, culpa. Los cuidadores pueden sentirse impotentes al no poder frenar el avance de la enfermedad ni evitar que su ser querido se vea cada vez más afectado por el olvido.

Esta sensación de pérdida progresiva, que algunos describen como un duelo anticipado, genera un fuerte impacto psicológico que puede derivar en depresión o ansiedad si no se cuenta con apoyo adecuado.

Asimismo, las relaciones familiares suelen resentirse. El cansancio y la falta de tiempo libre llevan a tensiones entre los miembros del hogar, ya que no siempre existe un reparto equitativo de las responsabilidades de cuidado.

Esto último puede causar discusiones, resentimientos o distanciamientos, agravando aún más la carga emocional que ya de por sí supone enfrentar la enfermedad.

Un punto importante a tomar en cuenta, es que, en la mayoría de los casos, quienes se dedican a cuidar a un ser querido con Alzheimer son mujeres. Por lo que la carga también tiene un componente de género, según resalta Healthline.

Muchas veces se asume que como ya han asumido un papel de cuidador con hijos, hermanos u otros miembros de la familia, les corresponde hacer lo mismo con quien padece Alzheimer.

Este factor de género añade una presión adicional, ya que no solo se enfrentan a las exigencias físicas y emocionales del cuidado, sino también a expectativas sociales y culturales que refuerzan la idea de que el rol de cuidadora les corresponde a las mujeres de forma natural. 

Estrategias para mantener la conexión con el enfermo de Alzheimer

Un artículo de Yale Medicine ofrece recomendaciones para afrontar los cambios que se producen después de que un ser querido es diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer, y mantener la conexión a pesar de los problemas de memoria y otros síntomas que se puedan presentar.

Una primera recomendación es no enfocarse en corregir a la persona cuando se equivoca por algún problema relacionado a la memoria. Muchas veces quienes padecen de esta enfermedad sienten ansiedad y miedo de no recordar algo importante, y señalar que se equivocaron u olvidaron algo los puede hacer sentir mal.

Por ejemplo, si vuelven a preguntar algo que ya se les había respondido, lo mejor es fingir que se está escuchando la pregunta por primera vez y volver a responder.

Otra buena estrategia para reforzar la conexión que se tiene con la persona es preguntarle por sus recuerdos del pasado. El Alzheimer suele afectar más a la memoria de corto plazo que a la de largo plazo, por lo que estos recuerdos no se ven afectados hasta que la enfermedad está muy avanzada.

De igual manera, se recomienda planificar actividades que puedan resultar divertidas, incluyendo actividades artísticas como pintar, leer o escuchar música, y actividades físicas como hacer ejercicio o bailar.

Por último, y teniendo en cuenta lo que mencionamos en el apartado anterior sobre la carga emocional que puede representar el cuidado de alguien con Alzheimer, se debe hacer lo posible por mantener una buena salud física y mental. Buscar ayuda profesional, hablar con amigos y familiares, y recibir apoyo para cuidar a la persona que padece de esta enfermedad puede aliviar la carga y prevenir que se presenten episodios de estrés y frustración.  

Para complementar, recomendamos leer nuestros artículos sobre la terapia de reminiscencia y sobre la musicoterapia para el Alzheimer. Es cierto que se trata de una enfermedad que no tiene cura, pero eso no quiere decir que no se puedan llevar a cabo tratamientos para mejorar la calidad de vida de la persona y evitar que la enfermedad avance a un ritmo acelerado. 

paciente con Alzheimer recibe atención profesional

Investigación y recursos sobre la enfermedad de Alzheimer

En un artículo de la Universidad de Yale se señala que las investigaciones sobre el Alzheimer se han expandido de manera significativa durante las últimas décadas. Gracias a ello ha sido posible determinar cuáles son algunos de los cambios que se producen en el cerebro y que pueden provocar el desarrollo de esta enfermedad.

Además, todas las investigaciones y el conocimiento acumulado durante los años han facilitado el acceso a tratamientos para controlar los síntomas del Alzheimer. Estos tratamientos se enfocan principalmente en la eliminación de la proteína beta amiloide del cerebro, lo que ayuda a ralentizar el deterioro cognitivo.

Desafortunadamente, no se trata de una cura, y los tratamientos no son igual de efectivos en todas las personas. Los especialistas en el tema siguen haciendo investigaciones para dar con tratamientos que sean más efectivos y que no tengan efectos secundarios negativos.

Asimismo, hay muchas investigaciones que se centran en otros aspectos relevantes, como la prevención y el diagnóstico. Alzheimers.gov resalta que gracias a ello se han desarrollado pruebas de sangre comerciales que se pueden utilizar para detectar la enfermedad, lo que viene a complementar las tomografías por emisión de positrones, que se suelen usar para identificar las placas de beta-amiloide anormales y los ovillos de tau en el cerebro.

De igual manera, se han desarrollado estudios que exploran la influencia de factores genéticos y ambientales en la aparición de la enfermedad. Esto ha permitido identificar mutaciones específicas asociadas a un mayor riesgo de padecer Alzheimer y, al mismo tiempo, resalta la importancia de los hábitos de vida saludable, como la actividad física, la dieta equilibrada y el control de la presión arterial, para reducir la probabilidad de su desarrollo.

Aún hace falta mucho para que esta enfermedad deje de ser un problema tan importante en las personas mayores, pero quienes se dedican a investigar sobre el tema en todo el mundo están haciendo avances importantes.

Para finalizar y profundizar en las particularidades que tiene esta afección, recomendamos leer nuestro artículo sobre la diferencia entre demencia y Alzheimer